Una de las preguntas que más he respondido cuando digo que me gusta correr es en cuánto hago la milla o cuánto me tomar hacer un 5k o 10k. Suelo no decir el tiempo; prefiero responder que soy lenta. Por otro lado, cuando digo que espero completar el Maratón de Chicago en octubre, ya conozco los comentarios que escucharé: "me imagino que lo caminarás", "llegarás al otro día... ".
No puedo juzgar a los que me cuestionan o comentan. Sus respuestas y reacciones están fundamentadas, algunas en el desconocimiento; otras, en los estereotipos.
Soy una corredora lenta (creo que ya lo había expresado en otra columna). Mi lentitud se debe a varias factores: entre ellos, el sobrepeso. Sin embargo, antes de entrar en ese tema, es importante recordar que cuando se practica el fondismo, más que velocidad, se debe tener resistencia. Mi entrenador, Sigfredo Rodríguez, se ha encargado de que lo comprenda.
El entrenar para un maratón se compone de varios factores, entre ellos: hacer repeticiones en la pista atlética. Repetir cortas distancias en un periodo de tiempo determinado, ayuda a mejorar la velocidad y la resistencia. Aunque la mayoría odia repetir, hacerlo es clave.
Por ejemplo, cuando me toca ese tipo de entrenamiento, me desespero y trato de hacer las vueltas en menos tiempo del asignado. Esto provoca que en la tercera repetición de la rutina ya no pueda con mi vida, entonces, no pueda cumplir con el tiempo establecido por el entrenador. Y así mismo sucede en la carrera, si permito que me domine la desesperación, las primera millas las correré muy rápido y se me agotará la energía para terminar.
Comprender esto me ha dado mucho trabajo. Yo también quiero ser rápida, pero Freddy me ha aterrizado varias veces. "¿Crees que puedes llevar ese ritmo toda la carrera?" o "debes evitar lesionarte". Además, estoy muy consciente de mi sobrepeso, que es un factor determinante: si quiero rapidez, debo rebajar.
No puedo negar que me ha dado trabajo aceptar que para ser más rápida, debo practicar y repetir más. Sin embargo, saber que un maratón depende de la resistencia, me da el ánimo para seguir con la idea de ir a Chicago.
Lo interesante de la resistencia en cuanto a correr es que se relaciona con dos áreas: la física y la psicológica. En el diccionario de la Real academia de la lengua española, el término tiene varios significados, pero los siguientes ilustran perfectamente la relación que menciono:
Capacidad para resistir: el entrenamiento físico, la alimentación y el descanso son tres elementos que ayudarán al cuerpo a completar las millas, ya sean 3, 10, 13 o 26.
En el psicoanálisis, oposición del paciente a reconocer sus impulsos o motivaciones inconscientes: Todo el que ha corrido más de 10 millas sabe que en algún momento se ha opuesto a reconocer y a obedecer lo que le dice "la loca". Cuando se corren largas distancias, la mente abre las puertas a todas las inseguridades y a todos los pensamientos derrotistas que puedan estar escondidos en las tinieblas de la inconsciencia. Lo que toca es resistir. En ocasiones, cuando ya el cuerpo no responde, por cansancio o por algún dolor, es la resistencia mental la que obligará al cuerpo a seguir.
Tanto la velocidad como la resistencia son aspectos que se deben trabajar en conjunto para obtener los resultados esperados (en mi caso: no llegar 24 horas después de haber culminado el evento).
Finalmente, no importa en cuántos minutos completes una milla, si haces una, haces dos. Lo verdaderamente trascendental es que si ya te pones los tenis y sales a caminar a trotas o a correr, vas a una velocidad mucho más rápida y tienes mucho más resistencia que quien no se quiere levantar del sofá.
*Las imágenes contienen su enlace de donde se obtuvieron las mismas.
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