Es fácil empezar a escribir acerca de nuestras necesidades cotidianas, de lo que anhelamos de aquello que creemos merecer, hacer un listado de todo lo que quiero… ¿pero qué hay de lo que nosotros damos?
Estamos por finalizar el 2016 y sería un buen momento para reflexionar acerca de lo que hemos dado, y no me refiero a lo material sino a nuestra parte espiritual. Es decir a quién ayudamos desinteresadamente, le brindamos una sonrisa, una palabra amable, un cumplido, una frase de ánimo, o hemos ido más allá y dimos un poco de nuestro tiempo, ese mismo que jamás recuperarás.
Es fácil hacer donativos para caridad, pero nada supera a una tarde en el asilo de ancianos de tu comunidad, o con los niños que por distintas razones viven en orfanatos o guarderías, o adultos que están hospitalizados en fases terminales algunos pero aún están conscientes y les es grato recibirnos, estas situaciones son las más conocidas y realizadas por muchos de nosotros y está bien; pero debemos estar claros que también existen familias y vecinos en similares condiciones y que nos olvidamos de ellos, y serían personas que valorarían mucho esta clase de obsequios espirituales.
A veces basta con una breve charla amena, un grato saludo a la persona con quien te encuentras ocasionalmente rumbo al trabajo, el compartir un poco de tu alimento con el compañero de trabajo o escuela que por la razón que sea no pudo llevar el lunch a su trabajo.
Se que muchas cosas de estas por el ajetreo diario de nuestra vida es casi imposible realizarlas, pero siempre debemos encontrar ese tiempo para hacerlas pues tanto se alimenta el espíritu de ellos así como el nuestro, un abrazo cálido te ayuda a disminuir la presión arterial, el sonreír estimula y mantiene joven el rostro y lo mejor es que para ello no necesitamos dinero si es ese el problema para hacer buenas acciones, es más me atrevo a decir que los mejores regalos que puedes hacer no pueden comprarse, solo pueden sentirse, expresarse a través de pequeñas acciones como las que he mencionado.
Al experimentarlo te sorprenderás de la satisfacción que tendrás y eso no se compara a ninguno de los regalos que puedas dar o recibir, pues es una sensación de bienestar de humanización que te hace sentir y pensar de forma muy diferente, entiendes lo importante de la frase que dicen muchos, y es “ vive cada día, como si fuese el ultimo de tu vida” pues no sabes cuánto tiempo estarás acá, y quizás la muerte te sorprenda antes de haberle dado a las personas verdaderas muestras de afecto, los regalos caros son bonitos pero no causan la misma sensación que un abrazo dado con amor, cariño y respeto hacia el otro.
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