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Mitología XL

Así como alguna vez hable del deporte con grandes cuerpos, creo que sería un buen ejercicio para todos platicar sobre otros mitos. Aquí voy a mencionar algunos y seguramente me queden muchos afuera, con lo cual están invitados a mencionarlos y hacer esto juntos. La mitología tiene un contenido fantasioso y como tal es incomportable fehacientemente. Ella muchas veces impone límites y, como casi todos, están en la mente. Se presenta como algo “normal” pero la normalidad es una construcción humana y puede reconstruirse y deconstruirse. Que “alguien” diga que no se puede, no implica que sea verdad. Y en lo que respecta a nosotros mismos y a nuestra construcción, no hay mejor arquitecto que uno.


Para empezar, quisiera mencionar uno de los mayores mitos, que es el referido a la salud. Se dice que no se puede ser saludable si se es gordo, y hay otros que dicen que siendo extremadamente delgado tampoco. Eso es falso. Si se puede estar enfermo, pero no como consecuencia de la gordura o viceversa; no por ser flaco uno está más saludable o más enfermo, o por ser obeso se es más enfermo o más sano. Depende de muchos factores, por ejemplo, la genética, el metabolismo, quizás algún trastorno físico o psicológico, de alimentación, en fin, muchas variables. La salud, según la Organización Mundial de la Salud, “es un estado de bienestar físico, mental y social, con capacidad de funcionamiento y en armonía con el medio ambiente, y no sólo la ausencia de afecciones o enfermedades”. También puede definirse como “el nivel de eficacia funcional o metabólica de un organismo” (Cita 1). En ningún momento se menciona el tamaño del cuerpo ni mucho menos como tiene que ser. Para hablar en “criollo”, es el funcionamiento del mismo lo que te hace o no saludable, con lo cual si partimos desde la base, todo el concepto de que la obesidad es una enfermedad y hay que adelgazar por salud, queda cancelado. Es hora que nos miremos más, nos conozcamos más y sepamos más de nosotros mismos y de nuestro FUNCIONAMIENTO, a partir de ahí encarar el día a día.












Otro, es el tema de la ropa. Si sos gordo, hay que vestirse de negro o monocromático, siempre con colores oscuros que “disimulan y estilizan”. Ropa grande, ropa que tape y oculte. NO uses rayas horizontales, NO uses leggins, NO uses faldas cortas, NO uses ropa al cuerpo, NO estampados, NO, NO, NO y NO. Eso cansa, ¿no? Y si sos delgado, es simple “todo te queda bien”. Otra gran falsedad, ni por ser flaco todo te queda bien y ni por ser gordo es todo NO. Al contrario, uno se puede poner lo que le hace bien y con lo que se siente cómodo. Ese es el principio. Claro que hay ropa que te favorece más o menos, pero eso es lo lindo de la “moda”, el descubrimiento. Se puede jugar con ella, se puede investigar, probar, aburrirse, divertirse, sacar, poner, es ilimitado mientras estás en la búsqueda de tu estilo. Porque eso es lo que importa, TU ESTILO. Y eso no te lo dice nadie, sólo vos.


¿Cuántas veces escucharon la frase “si estás así no te va a querer nadie” o derivados? Pareciera que ser gordo es sinónimo de feo y ser flaco es sinónimo de bello. O al revés, se flaco es algo feo y las “curvas” son bellas, escuchamos por ejemplo: “es bueno tener de donde agarrar”. Entonces, ¿en qué quedamos? Es claro que en cualquiera de ellas se valora el físico por sobre la persona. Seas de la forma que seas, va a estar mal porque al otro le gusta lo contrario. Queridos lectores, totalmente falso. Los criterios de belleza o gusto son absolutamente subjetivos. Los otros y vos pueden compartir algunos o no, pero todos absolutamente todos (valga la redundancia) son distintos. Si bien uno empieza por la “imagen”, es la percepción propia la que selecciona. Ella es un proceso cognoscitivo (término psicológico) que consiste en un procesamiento de la información tanto interno como externo, filtrando lo que se percibe de forma sensorial o intelectual, determinando así que se le presta más o menos atención. Logrando identificar a partir de los sentidos los estímulos del ambiente, organizándolos según las experiencias significativas. Y es así, dándole significado a lo que “siente”, como “elige” que le gusta y que no. Con las personas pasa lo mismo. Por eso cuando oigas alguna de esas frases o parecidas, tu respuesta puede ser: “depende quién me mire”. Y otra cosa, súper importante, TU percepción también está en juego, vos también podes decidir quién te atrae o quién no.












Hay muchísimos más, tantos como personas y las diferencias no deberían ser motivo de distancia. Ellos se basan en prejuicios y ellos recorren el imaginario social, le dan entidad a “presupuestos valorativos basados en costumbres, tradiciones, mitos y demás aprendizajes adquiridos a lo largo de los procesos de conformación de las identidades” (Gordo Allport, psicólogo de la Universidad de Harvard en 1997) (Cita 2). Y generalmente son de tonalidad negativa, por eso está en nosotros incluir la posibilidad de calificar de forma positiva, romper esas barreras y darle espacio a la realidad, luego decidir en base al conocer y saber.

Referencias:

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