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Sonreír

Todos alguna vez nos preguntamos: “¿soy feliz?”. Y no importa cuál es la respuesta, es algo que depende de muchas cosas. Se pueden dar muchas definiciones, pero será según tus criterios, tus experiencias, tus referentes, tu momento presente, tu emocionalidad, etc. Además de eso, yo creo que algo fundamental es SONREÍR. Estoy convencida, en parte por experiencia propia, que a mayor humor uno se siente más feliz, no importa lo que esté pasando ni lo que se esté viviendo. Claro que es saludable también pasar por momentos tristes y malos, no estoy diciendo que los evitemos o reprimamos, sino que hay que levantarse. Arremangarse, respirar profundo y salir. Encontrar el lado positivo a las cosas y buscar esa inspiración interna o externa, créanme que existe. Desde mi humilde lugar, no voy a decir cómo hay que ser feliz pero si intentaré sugerirles “hábitos saludables” a trabajar para que día a día uno pueda reír más y estar más cerca de ella.



Al reírnos, se generan procesos en nuestro cuerpo. Básicamente es una respuesta biopsicológica, que se produce a determinados estímulos, sobre todo a los de humor. En ese instante el cerebro libera endorfinas y también dopamina (ambos neurotransmisores) muy relacionados con los estados de bienestar. Asimismo, disminuye el cortisol, que se la conoce como la “hormona del estrés”. A todo esto se le suma que es un sentimiento, que se dice es puramente humano, y es algo “irracional”, y es nuestra defensa fundamental (y por excelencia) ante la sociedad. Se origina gracias a lo que vemos, oímos, por algún recuerdo o imagen mental, por placer hacía algo que estamos haciendo, de alguna situación con nuestros pares o familia, de algo cómico simple o “retorcido”, de ironías o sarcasmos, incluso nosotros mismos; en fin, de muchísimas cosas, porque parte de nuestra percepción física (sentidos) y psicológica (criterios) o a veces simplemente no sabemos, pero que lindo es, ¿no?


La idea no es estar en modo optimista y positivo en todo momento, tampoco que se estar extasiado porque si, sino tener la capacidad de aceptar esos momentos que nos tienen a mal traer y poder así convivir con ellos, darle el lugar correcto y en su justa medida para que nuestro día a día, nuestra vida en general, no se vea bloqueada. Además de sonreír más, debemos poner nuestro foco atencional en lo importante (cada uno sabe). Y partir de ahí “entrenarse” en ser felices. Y yo los invito a ejercitarse y a afrontar la vida con una sonrisa.













La risa nos da otros beneficios con los que podemos contar y que resultan importantísimos también: el pulso cardíaco se regulariza, mejora la oxigenación de nuestro cuerpo y cerebro como también trabaja mejor el aparato digestivo, regula el intestino, limpia y ventila los pulmones (sobre todo las carcajadas, ¿no lo creen?), relaja los músculos tensos, disminuye la presión arterial y el sistema inmunológico genera mayor respuesta ante las enfermedades. De igual manera, previene y ayuda a superar la depresión, el estrés (como mencionamos) y la angustia, y es interesante cómo se fortalecen los vínculos afectivos y sociales. Es artífice para descargar tensiones, potenciar la creatividad y la imaginación. Nuestra autoestima y confianza se ve incrementada, y aleja pensamientos y emociones negativos. Y por si fuera poco, alivia el insomnio, porque se produce una sana fatiga que el sueño repara. ¿Quién no quiere reírse? Ahora bien, ¿cómo lo logró? Creo que lo importante es buscar algo que nos divierta, que nos genere placer o que simplemente nos relaje. Como venimos diciendo, cada uno es como es y debe hurgar dentro suyo para encontrar lo que a uno lo haga reír. De forma descriptiva, considero algunos tips para ello:


- JUGAR: algo que hacíamos de niños y que al crecer se pierde un poco. Pues no, que ese niño interior salga a flote y busca tu espacio lúdico. También ver con ojos inocentes algunas cosas ayuda a sonreír más. Incluso se puede jugar de “forma adulta”, por ejemplo las tecnologías o los juegos de mesa, etc.

- USAR TÉRMINOS POSITIVOS: claramente no podemos evitar los momentos malos o los pensamientos negativos, pero lo que si podemos es elegir cómo nos relacionamos con nosotros mismo y con los demás. No es necesario autoflagelarse, sino valorarnos como seres capaces y seguros de nosotros mismos y muchas veces la risa nos da el puente para hacerlo.

- ACTIVIDAD FÍSICA/PLACENTERA/DIVERTIDA: tanto los deportes como las actividades artísticas o de otra índole liberan endorfinas y ellas son nuestra fuente constante de bienestar y felicidad. Al hacer algo que nos gusta claramente nos reímos más.

- TEN SENTIDO DEL HUMOR: parece obvio, pero no es tan sencillo. Hay que relajarse y conectarse con otros. Con ello recargamos pilas y se contagia la buena energía, se logra empatizar. No hay que temer al ridículo ni tener vergüenza.

- SER ALTRUISTA: hacer cosas por los otros y tener una actitud generosa, no sólo nos hace sentir bien sino que nos ilumina la cara, porque inevitablemente repercute en nosotros. Hay que tomarse el tiempo para dar, sin esperar recibir, por el simple hecho de generar bienestar en otro, y eso generará un gran placer.

- EXPERIMENTAR: intenta todo, proba de todo, aprende de todo, lo nuevo es excitante (siempre y cuando te sientas cómodo y en confianza). Veras como se abre tu mente y tu sonrisa, no pierdas las oportunidades que la vida te da.















No se tiene que seguir al pie de la letra las recetas, vos mejor que nadie sabe lo que hay que hacer, la felicidad está dentro tuyo. Es TU derecho y está al alcance de tus manos, pero hay que comprometerse. Ser feliz está en ser uno mismo, muchas veces, sin tapujos o miedo al qué dirán, tomar el toro por las astas. Aprender a vivir en libertad, con errores y aciertos, con debilidades y fortalezas. Pero tener la capacidad de valorar lo que se tiene.


¡Hasta la próxima!


Las imágenes fueron obtenidas en los siguientes enlaces:


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