La persona que me conoce sabe cuán grande es mi amor por el maquillaje y el que no, rápidamente se da cuenta porque siempre me paso hablando de todo lo relacionado al mundo de la belleza. El maquillaje es algo que me apasiona, inspira y me trae ese brillo único a los ojos cuando converso con otros sobre el tema. Ahora les cuento que no siempre fue así, hubo un tiempo donde el maquillaje solo era algo que yo utilizaba para esconder todo lo que yo consideraba un defecto, no tenía importancia en mi vida y traía una felicidad artificial y temporera. Tuve que trabajar fuerte para encontrar la manera de amarme con todo y defectos, pero créanme no fue un proceso fácil. Es por eso que quiero hablarles de un tema un poco diferente, la belleza interior.
Hace tres años me pasaba todo el tiempo ansiosa porque estaba atravesando muchos cambios, uno detrás del otro, que se me hacían difícil de aceptar. Como consecuencia empecé a tener gran cantidad de acné por todos mis cachetes y esto me bajó el autoestima como no tienen idea. Estaba acostumbrada a andar por las calles sin maquillaje, sin complejo, con piel bonita. Me sentía tan mal conmigo misma que caminaba por la universidad (o donde estuviese) mirando el piso porque me avergonzaba como me veía. Después de un tiempo decidí ir a una dermatóloga porque el problema no se iba, me recetaron varias cosas y poco a poco se me fue aclarando la piel. Se me quedaron unas cuantas manchas porque me pasaba apretando la cara pensando que resolvería el problema. Admito que me sentía un poco mejor ahora que la cara se me veía pasable, pero un día me di cuenta que me estaba obsesionando con mis “defectos” y eso me puso a reflexionar. Me hice una pregunta muy importante: “¿Que me hace hermosa?”.
Hice una lista, pero casi todo lo que escribí no tenía mucho que ver con lo físico sino, con cómo yo era como persona. Ahí en ese momento me di cuenta que lo superficial no es lo que me iba a traer inspiración y mucho menos felicidad a mi vida, sino enfocarme en mi belleza interior y aceptarme tal cual era. Desde entonces, fui haciendo cosas que le hacían bien a mi ser y luego empecé a experimentar con el maquillaje pero ahora con otro propósito. El proceso del maquillaje se convirtió en algo que yo encontraba divertido, encontraba diferentes ideas en Youtube o Pinterest, era algo terapéutico para mi. Ya no usaba el maquillaje para esconder mis defectos, era más bien para resaltar esas características que me hacían diferente, que me hacían ser “yo”. Anteriormente dije que amo el maquillaje, lo más seguro siempre será cierto, pero puedo andar sin maquillaje y sentirme bien conmigo misma gracias a esa lista que un día escribí.
Lo que quiero que se lleven con mi historia es que tenemos que amarnos tal y como somos. Nadie en esta vida es perfecta o perfecto así que perdemos el tiempo tratando de serlo. Es importante que trabajemos duro para crecer espiritualmente y entender que lo superficial se va, como ya han escuchado antes, pero esa belleza interior que llevamos dentro perdura hasta el último día de nuestra vida. Aceptar, amar y ser feliz es por lo que realmente estamos aquí. Imagínate lo aburrida que sería esta vida si todos fuésemos iguales, eso de resignar lo que nos hace únicos sería terrible. Es necesario recordar que ser feliz todos los días es una decisión, que siempre debemos aceptarnos, abrir nuestras mentes y ver más allá de lo físico para luego inspirar a otros. ¡Hasta la próxima!
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