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Libro: Brothers - The Hidden History of the Kennedy Years Autor: David Talbot


De todos los presidentes que los Estados Unidos han tenido con los que más me identifico son John F. Kennedy y Franklyn D. Roosevelt. Podría añadir a Barack Obama, pero admito que siento algo de decepción por algunas de sus acciones como el uso excesivo de drones para bombardear ciertos países y su inacción ante el issue del status político de Puerto Rico. Roosevelt fue el líder que ayudó a los Estados Unidos a recuperarse de la Gran Depresión económica de la década de 1930 y fue el líder ideal durante la Segunda Guerra Mundial. Pero con quien siento más afección y/o admiración es por Kennedy. JFK fue el tipo de político inspirador que se ve muy pocas veces. Sólo hay que leer o escuchar sus discursos como su discurso de inauguración en 1961 y su discurso sobre viajar a la luna en 1962. Su asesinato en noviembre de 1963 fue uno de los eventos más traumáticos en la historia de los Estados Unidos comparable con el asesinato de Abraham Lincoln. Su tiempo breve en la Casa Blanca se caracterizó por estar en el tiempo más caliente de la Guerra Fría con la Unión Soviética y por los problemas locales causados por la lucha de los derechos civiles de los afroamericanos cuando todavía no podían votar y aún existía la segregación racial. Su relación con su hermano Robert Kennedy, quien fue su Secretario

de Justicia durante su administración, fue central en su vida privada y como servidor público. Robert también fue asesinado en 1968 cuando estaba en campaña para la presidencia. En cierto sentido, los hermanos Kennedy podrían ser considerados como mártires de la sociedad americana en su constante lucha por convertirse en lo que siempre han clamado ser, pero que nunca han logrado ser realmente... ser el mejor país del mundo y ser la lumbrera de la democracia.


En 2007 el escritor David Talbot publicó su libro titulado 'Brothers: The Hidden History of the Kennedy Years'. La intención principal de este libro era el renovar el interés por la reapertura del caso del asesinato de JFK. La versión oficial de lo sucedido es que Kennedy fue asesinado por Lee Harvey Oswald, pero muchas dudas quedaron al respecto lo que dió pie a la formulación de múltiples teorías de conspiración. Aún hoy día, más de la mitad de la población del país cree que hubo una conspiración. Pero el libro es mucho más que eso. Es un recuento muy personal de la vida de los hermanos Kennedy en el servicio público. El relato incluye descripciones y testimonios de sucesos importantes como las decisiones que tomaron sobre la situación de los derechos civiles, sus decisiones sobre la

intervención americana en Vietnam y la crisis de los misiles en Cuba en 1962. La descripción de asesinato de JFK y su efecto en su hermano, viuda Jackie y todo su personal de confianza es cruda y emocional. Y desde ese punto en el libro Robert Kennedy se convierte en la figura central del texto. Se describe cómo Robert lidió con el dolor y el luto de la muerte de su hermano, las fricciones que tuvo con el presidente sucesor Lyndon B. Johnson, sus iniciativas extraoficiales por averiguar la verdad de lo sucedido (que incluye el preguntarle cara a cara a Jimmy Hoffa si fue él el responsable) y su corrida como candidato presidencial hasta su muerte en 1968.


El libro no es sólo un cuestionamiento sobre la versión oficial de la muerte de JFK sino que también es un buen texto biográfico de los hermanos y un tributo a su labor pública y lo que significaron en la cultura e historia del país. Hay que admitir que una lectura como esta puede motivar al lector a colocar en un pedestal a las figuras de quién se lee. Debo decir que los hermanos Kennedy no fueron seres perfectos y muchas de sus decisiones, acciones e inacciones, pueden resultar cuestionables. Pero es innegable el impacto que ambos tuvieron en la psiquis colectiva, en la historia del país, y quizás del mundo.

Cita del libro: "Cuando Robert Kennedy obtuvo las noticias (del asesinato de Martin Luther King, jr.), se dirigía a unos de los vecindarios más pobres de Indianapolis, donde se abriría formalmente en un mitin público los cuarteles de ese estado para la campaña 'Kennedy para presidente'. El jefe de la policía le advirtió que no fuera a ese ghetto. Disturbios furiosos motivados por el asesinato de King se esparcían por todo el país, incluyendo la capital de la nación donde llamas encendían el cielo a sólo bloques del capitolio. Pero Kennedy insistió en continuar con su aparición. ... Fue Kennedy quien le llevó las noticias terribles esa noche - el público expresó un gran dolor como si les hubieran golpeado en el estómago. Y fue él quien los consoló. Él era el único líder blanco en América al que se lo hubiesen permitido. ... "Para aquellos que son negros y están tentados a llenarse con odio y desconfianza por la injusticia de tal acto contra toda la gente blanca, sólo puedo decir que siento en mi corazón el mismo sentimiento. Un miembro de mi familia fue asesinado, pero él fue asesinado por un hombre blanco." Fue la primera vez en que Kennedy mencionó la muerte de su hermano en un discurso público en los Estados Unidos. Y entonces compartió con la muchedumbre cómo había aprendido a lidiar con lo que era insoportable. Citando el pasaje de Aeschylus que se sabía de corazón, les recordó lo que ya sabían, que sólo el tiempo haría de su miseria algo más grande: "En nuestro sueño, dolor que no puede olvidarse cae gota a gota en el corazón, hasta que en nuestro desespero, en contra de nuestra voluntad, llega sabiduría de la horrenda gracia de Dios." Finalmente, les urgió a que no recurrieran al enojo sino que honraran el mensaje de paz de King."


*Las imágenes se obtuvieron de www.google.com

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