Con todo lo que está ocurriendo últimamente a nivel mundial, todos estamos expuestos a vivir algún desastre natural, o ser víctima del mismo y enfrentar una situación de perdida tanto de seres queridos como de bienes materiales.
Por ello considero muy importante que manejemos desde ya la resiliencia pues esta será necesaria al momento que por algún motivo nos veamos expuesto a las situaciones antes mencionadas.
Para comprender mejor el término de resiliencia esta se refiere al proceso de adaptarse muy bien a la adversidad, ya sea causada por un trauma, alguna tragedia, cualquier tipo de amenaza, o el aparecimiento de fuentes de tensión significativas, pero además se reconoce que es también la capacidad de asumir con flexibilidad situaciones límite de cualquier naturaleza y sobreponerse a ellas, al grado de afrontarlas, y a través de su vivencia salir fortalecido, y superar con mayor facilidad todo lo vivido.
Para desarrollarla, es bueno que tomemos en cuenta lo siguiente:
Establecer relaciones interpersonales sólidas.
Esto es necesario pues tanto la familia como los amigos y compañeros de trabajo son parte fundamental al momento de cualquier suceso impactante que nos acontezca, y esto nos permite formas redes para que cuando el suceso se presente tengamos a quien acudir emocionalmente, el saber que contamos con afecto y comprensión de parte de personas significantes nos fortalece espiritualmente y nos permite reponernos en el menor tiempo posible.
Evita ver las crisis como algo insuperable.
Debemos estar claros que no se puede controlar en su totalidad los sucesos que ocurren a lo largo de nuestra vida, pero si podemos aprender a aceptar lo que ha ocurrido y hacer de cada experiencia negativa, un espacio para conocernos mejor a tal punto que surjan en nosotros nuevas habilidades para sobrellevar lo que está sucediendo de la mejor manera.
Aceptar que todos los cambios son parte de la vida misma.
La vida es un flujo continuo de ideas, experiencias, vivencias que van modificándonos a lo largo de la misma, por lo tanto entre más rápido aceptemos los cambios será más fácil comenzar el proceso de adaptación a lo nuevo y esto nos permitirá ir mejorando nuestro estado de salud mental.
Tomar decisiones de manera realista.
Situaciones extremas merecen decisiones extremas, cuando esta clase de incidentes aparezcan nos enfrentan a un serie de situaciones en las cuales es necesario mantenernos centrados en relación los siguientes pasos que daremos, razón por la cual, si queremos ser resilentes deberemos decidir sin vacilación que hacer, aunque esto nos haga parecer duros y fríos sabemos que al final es lo mejor para nosotros y nuestros seres amados.
Manejar la culpa.
Para desarrollar la resiliencia, debemos manejar de la manera más aceptable la culpa, pues si esta se apodera de nosotros será tan pesada su carga que puede hundirnos profundamente en estados de ansiedad y depresión al pensar que pudimos haber hecho o solucionado algo y no pudimos hacerlo, debemos tener claridad que no todo se puede prever ni solucionar, al comprender esto manejaremos mejor la sensación de culpa que pueda presentarse en nosotros, recuerda lo importante es el aquí y ahora.
Cuidar de nosotros mismos.
Es importante para desarrollar y mantener la resilencia, estar muy conscientes de nuestros sentimientos y necesidades personales pues si damos mucho de nosotros, y terminamos descuidándonos llegara un punto en que nuestro derrumbe emocional será evidente y en lugar de ayudar a quienes amamos, terminaremos siendo una preocupación más, no olvidemos que para ayudar a otros debo ayudarme yo primero solo así tendré mucha fortaleza, fe y esperanza para trasmitir a los demás.
Y lo más importante es que a pesar de todo, hay una hermosa vida por delante, aunque quizá en este momento no lo parezca, nuestro deber es seguir, descubrir y vivir intensamente hasta donde se nos permita, cada tropiezo, cada experiencia solo nos hará más sabios y fuertes.
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