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Del halago al acoso.


A todos los seres humanos indudablemente nos gustan los halagos, los abrazos cálidos, el trato digno y gratificante, en cualquier ámbito donde nos encontremos, el que nos digan lo bien que lucimos, lo sexy que parecemos con algún tipo de prenda, peinado o accesorio, o que nos reciban con un fuerte abrazo en nuestro lugar de trabajo o estudio, de hecho nos eleva el autoestima, nos hace sentir muy bien el saber que gozamos del afecto de los demás.


Estas frases o cumplidos, el contacto físico, emitidos y percibidos de forma adecuada hacen de nuestro entorno un mejor lugar, pues nos estimula la seguridad en nosotros mismos, y mantiene las relaciones de amistad y confianza con quienes nos rodean.

¿Pero qué sucede, si esta clase de comentarios o acciones empiezan a subirse de tono, y a volverse incómodos, para ti?


Si esto te está sucediendo y es de forma tan constante y fuera del contexto en el que se está en ese momento es posible que estés enfrentado una situación de acoso, en este caso tipificado como sexual, este se relaciona a expresiones de violencia que evidencian las relaciones de poder y que se manifiesta de diversas formas por ejemplo te hacen proposiciones

inadecuadas, que contradicen tus comportamientos o ideales, se crean chistes subidos de tono, de índole sexual en relación a ti o una parte de tu cuerpo, te hacen bromas pesadas en relación a tu imagen corporal o tu tendencia sexual, exhibe en tu lugar de trabajo o escuela carteles o fotografías con contenido sexual en el cual apareces, además propicia comportamientos físicos o roces indeseados hacia ti, y en alguna ocasión te ha hablado o lo has escuchado insinuando sus intenciones de agredirte sexualmente.


Además existen otras maneras en las que puedes identificar esta situación entre ellas podemos encontrar que la persona que te acosa intenta la comunicación contigo por cualquier medio conocido, por ejemplo, te hace llamadas telefónicas sin importancia desde la oficina para decirte que lo que deseaba era al final solo escuchar tu voz, te envía correos electrónicos que pueden presentar contenido amenazante en relación a peticiones que te ha hecho y no has cumplido, secretos que dice conocer de ti y pretende develar, si no te sometes a sus pretensiones, o puede en algunos casos encubrirse con elogios que terminan en coqueteos abiertos o insinuaciones casi explícitas de favores o situaciones sexuales.

Si estás pasando por situaciones como las que he descrito es recomendable que busques ayuda psicológica y jurídica pues existen leyes internacionales y nacionales que pueden ayudarte a que este problema finalice, tomar esta decisión quizás sea de las más difíciles de tu vida pero si lo dejas continuar, puede afectar grandemente tu salud mental, por ejemplo te puede producir: el padecimiento de enfermedades psicosomáticas, como la migraña, cefaleas tensionales, estrés crónico, hipertensión arterial entre otros, además de dañar tu autoestima y crear en algunos casos una imagen desfavorable de ti mismo.


El acoso no es un tema para tomarse a la ligera, no tengas temor denuncia.


*Las imágenes contienen el enlace de donde se obtuvieron las mismas.

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