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A lo largo de nuestra vida nos damos cuenta que conforme vamos madurando muchos de los temores, e inseguridades que nos rodean van desapareciendo al punto que logramos estabilizarnos emocionalmente y es ahí cuando estamos totalmente listos para tener una relación de pareja lo más sana mentalmente posible.



Pero que sucede con nosotros cuando llegamos a cierta edad adulta y seguimos cual si fuésemos niños, teniendo temores como por ejemplo a que nuestros seres queridos un día de manera insospechada nos abandonen y quedarnos a la deriva sin saber qué hacer.



Temerle al abandono, al sufrimiento es normal, pero cuando es algo que ya no podemos controlar, puede surgir en nosotros actitudes insanas que terminan por alejar a quienes amamos, un claro ejemplo de ellos son los celos, en esta ocasión hablare de ellos en relación a la vida en parejas.



Existen tres tipos de celos que podríamos llegar a experimentar cada uno de nosotros cada uno más intenso que el otro.


Celos normales


Todos los seres humanos experimentamos en algún momento celos en relación a la cercanía o atracción que puede llegar a tener nuestra pareja con otra persona, o actividad, ya sea política, religiosa o deportiva; pero no pasa, en muchos casos de una simple discusión donde ya aclarado el momento y los sucesos damos por entendido que ya no sucede nada fuera de la simple amistad o admiración entre las personas, o el gusto por la práctica de la actividad en cuestión.



Celos proyectivos


Este se relaciona más con los primeros indicios de un trastorno mental, pues la persona que lo padece está proyectando lo que desea hacerle al otro, a manera que este se vea casi obligado a aceptar que en efecto es culpable de alguna infidelidad, para así darle paso a sus deseos y a partir de esa confesión tener libertad para hacer lo mismo.


Otro tipo dentro de esta misma situación proyectiva se da cuando la persona ya ha cometido la infidelidad y recurre al control excesivo e imaginación recurrente respecto a fantasías de engaño que considera ya son un hecho de su pareja, buscando el sometimiento para así evitar que este se entere de lo que ya ha sucedido.


Celos patológicos


Se basan en creencias y consideraciones que no tienen la mínima base de realidad para dar por cierto la situación, llegan al extremo de prohibir hablar con el sexo opuesto y en caso extremos tampoco con su mismo sexo, además tienen rituales muy precisos por los que hacen pasar a sus parejas con el afán de encontrar rastros de dichos actos infieles, restringen todo contacto social pues temen sirvan de comunicación con amantes que imaginan, que posiblemente tienen sus compañeros sentimentales , se vuelven agresivos y prácticamente encierran a sus parejas fin de evitar que suceda o continua una infidelidad, que por lo general nunca ha ocurrido.


Si estamos experimentando algunos de estos tipos de celos en especial los últimos dos debemos buscar ayuda psicológica pues es sabido que esto termina dañando y desgastando no solo la relación de pareja sino a nosotros mismos.


Inicialmente debemos comprender que el origen de todo esto se encuentra mayormente en nuestros temores y en la forma a veces equivocada de concebir el amor, además de que posiblemente este afectada nuestra valía personal, todo esto al final terminara dañando nuestra salud mental.


Recuerda el amor no es control, es libertad, confianza y respeto.

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