En cuestión de pocos días, me ha perseguido una misma temática de forma insistente a través de pláticas ocasionales, asistencias psicológicas, investigaciones de campo, en fin, parecía que una fuerza superior me alumbraba el camino para escribir acerca de la convivencia entre padres e hijos en la niñez y algunas situaciones que durante esta etapa se vivieron y consideran hoy como adultos, que han tenido gran influencia en su vida actual. Parece increíble cómo una palabra un gesto o una acción en nuestra infancia y que sea dicha o ejecutada por nuestros padres puede hacernos la vida sana o miserable casi para siempre, o hasta que decidamos sanar esos momentos y liberarnos de tan pesadas cargas emocionales, que a veces se transforman en enfermedades psicosomáticas que nos hacen vivir esclavizados a tratamientos médicos o medicina de corte popular que no hace más que calmar el problema más nunca desaparecerlo.
Me enfocaré en aspectos que se repitieron durante las experiencias que comente al inicio, estas serían:
La necesidad de cultivar el tiempo de calidad.
Esta temática estuvo presente en varias ocasiones, y el efecto que tiene en nosotros como hijos es bastante fuerte, pues es la base para crear recuerdos gratos o ingratos en nuestra psique, pero ¿ Que sucede con esta situación? les comento que algunos padres a veces creen que estar con sus hijos físicamente es tiempo de calidad, lo cual es un error pues para hablar de calidad, habrá que referirse no sólo a la cercanía física, sino también al contacto emocional con ellos, es decir verlos a los ojos, abrazarlos y decirles cuánto les quiere sin reproches por tareas no cumplidas o desobediencias sobre todo pasadas, sin gritos ni imposiciones en ese momento, el solo hecho de que un padre o madre de familia le diga a su hijo viéndole a los ojos cuánto lo ama, puede hacer que el mundo de este cambie, y recuerde lo importante que es para el ser que le dio la vida, es comprobado que esto le brindará confianza y seguridad; más aún si se acompaña con un fuerte y cálido abrazo, lograra en el niño al tener esta información construir más sólidamente su personalidad y fortalecer su autoestima grandemente siendo ya un adulto.
Las experiencias compartidas como familia.
Quizás la importancia de pequeñas actividades caseras la hemos pasado desapercibida por la cotidianidad de la rutina de vida diaria, pero realmente es vital hacerlas con los hijos, el cocinar, lavar trastos, arreglar la ropa, limpiar, en fin sentirse todos parte de la casa y saber que si está limpio u ordenado algo es triunfo de nosotros como familia, estas experiencias ya de adultos son las que adquieren relevancia porque se reconoce la contribución que han hecho a la formación de personalidad y a la manera en cómo nos permite enfrentamos a la realidad, pues nos hace sentir parte de algo y notar de lo que somos capaces.
Las expresiones utilizadas como padres, hacia los hijos.
La forma como nuestros padres se dirigen hacia nosotros crea ideas a veces erróneas de nuestras capacidades y habilidades haciéndonos en ocasiones sentir poca valía y menospreciar algún talento natural que tenemos desde la infancia, en el peor de los casos, hace un profundo agujero en nuestra autoestima que sigue creciendo y hundiéndonos en nuestra vida adulta, por ejemplo el padre o madre que le dice a sus hijos lo tontos o inútiles que son, lo feo que están, lo inservible que son, pues no hacen las cosas de la forma en que ellos como padres quieren y no conforme con eso le gritan constantemente frases como “nadie te va a querer”, “para qué naciste” “todo lo que haces no sirve” “lo tuyo será sufrir y sufrir por lo inútil que sos” “a mí ni me importa lo que te suceda” entre otras más que lastimosamente a pesar de los años siguen presente en las ideas de aquel hijo que las escucho; por lo tanto es importante que siempre se dirijan a sus hijos con palabras que sean alentadoras y no retadoras, de superación y no de desprecio, es entendible hasta cierto punto que cuando nos alteremos digamos palabras subidas de tono o inadecuadas, pero esto no debe ser la costumbre sino la excepción a nuestro comportamiento por lo que no deberá ser continuo, para así no formar conceptos erróneos en los hijos y dañar la construcción de personalidad en ellos.
Finalizando con el tema, nunca se aprenderá una forma perfecta para criar a los hijos, así que solo deben preocuparse como padres de tener mucha paciencia, tolerancia, autocontrol y sobretodo entender que es un hijo un ser humano con muchas virtudes y defectos, que necesitará guía, para dirigirse en la vida, y no es una copia o extensión de la vida suya como padres, y sobretodo haciendo énfasis al tema, hablare en nombre de muchos hijos, esto es padres lo que quiero que sepan hoy…el dinero y lo material no es la felicidad, sino que lo es disfrutar de su compañía, sin reclamos, sin juicios, ni comparaciones, con amor, y aceptación.
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